Artemio Pérez (Tetuán, Marruecos, 1962) es batería, guitarrista, cantante y compositor con una trayectoria tan larga como singular en el universo musical español y, más concretamente, madrileño. No en vano fue miembro fundador y primer batería de los legendarios Enemigos .

De pequeño sintió bien pronto la llamada de la música, pero hubo imponderables que amenazaban con alejarse de su sueño: “Siempre quise tocar la guitarra, pero no la tuve. En mi casa no había dinero y, probablemente, no se consideraba la música una actividad adecuada. Luego, muy joven, empecé a trabajar y me compré una batería, que era el puesto que quedaba libre en mi primer grupo, que ya se llamaba Los Enemigos.”

Siempre quise tocar la guitarra, pero no la tuve. En mi casa no había dinero y, probablemente, no se consideraba la música una actividad adecuada. Luego, muy joven, empecé a trabajar y me compré una batería, que era el puesto que quedaba libre en mi primer grupo, que ya se llamaba Los Enemigos.

Tras su salida de Los Enemigos, Artemio comenzó a pergeñar un camino propio por el que hacer circular sus inquietudes personales: “Empecé a actuar en solitario y fundé un grupo, Artemius Big Bang. Grabamos un disco, pero yo llevaba muy mal lo de ser jefe, buscar conciertos, tener la responsabilidad de que todo saliera bien -viajes, comidas, hoteles…-y, lo más importante, que los del grupo no se llevaran muy bien.” Mientras tanto, Artemio iba buscando actividades paralelas: “He actuado regularmente con diversas formaciones, una de ellas, Los Flais, donde también estaba Patacho, y también casi siempre en dúo o, incluso, en solitario durante una época como pseudo hombre orquesta.” Artemio, sin embargo, está decidido a mirar siempre hacia adelante: “La verdad es que el pasado me importa poco. Prefiero pensar en nuevas ilusiones y en las cosas del presente.”

Las influencias musicales de Artemio fluyen en direcciones diversas: “La verdad es que son muy variadas; principalmente se trata de música americana, rock’n’roll, country, blues, soul… También me encantan la música cubana antigua, el calypso, la música mexicana y, por supuesto, las jotas y aires populares peninsulares. Considero un desperdicio no aprovechar cualquier género que pueda ayudar a expresarte”.

A la hora de componer canciones, Artemio necesita fundamentalmente “silencio; sobre todo no escuchar nada de música e, incluso no haberla escuchado recientemente. Es complicado. Seguramente debería buscar un sistema, pero me ocurre que, cuanto más busco, menos encuentro y las buenas ideas, si he tenido alguna en mi vida, me salen de repente, sin buscarlas.” Tampoco la presión va con su manera de entender la escritura de canciones: “No soy un compositor muy prolífico, seguramente al no verme obligado a editar un disco anualmente, que era lo que se firmaba con las compañías discográficas de nuestra época. Aquello era una locura y llenaba los discos de basurilla que ocultaba las cosas buenas.”

Foto Brais G Rouco

No obstante, no es todo tan anárquico en la manera en la que Artemio encara la composición, teniendo un punto realmente orgánico: “He comprobado que me gusta componer andando; ir haciendo la letra y la melodía básica a la vez; luego repasarlo todo un poco e intentar mejorar la música, que es lo que suele, en principio, quedar más simple; aunque, a veces, la simpleza es un punto a favor. Hay que grabar y anotar las cosas que se nos van ocurriendo, porque, si no lo haces, es casi imposible recuperarlo. Tengo montones de cuadernos de letras sin terminar; un día los miré, los desprecié e hice la canción de las cosas no dicha en ellos.”

Artemio anda en la actualidad enfrascado en un proyecto consecuente con sus gustos musicales: “Después de estar muchos, muchos años sólo, me he asociado con el también socio de SEDA, Rafa Marín Bellido (El Hombre de Nebraska, CHSX, Jose Insaciable….) y hemos hecho un dúo acústico al que hemos llamado, en un agudo ataque de ingenio y perspicacia, Artemio y Nebraska. Tenemos intención de grabar y hacer vídeo de todo, pero tenemos que estudiar la forma mejor de hacerlo; sobre todo la grabación: casi todas las canciones, aunque ahora las interpretemos con acústicas, están pensadas para grupo, con su bajo, batería y resto de posibles instrumentos.” Y pronto habrá de ocasiones para comprobar lo rutilante de su peculiar manera de entender el rock’n’roll: “Este año, además de algún concierto suelto, vamos a participar en varios festivales: el Bali R’N’R Show, en Benidorm (Alicante), el Espinafest, en Vega de Espinareda (León), y el MotorBeach, en Vinuesa (Soria). Creo que la música, la que me gusta, está en un gran momento; es capaz de sobrevivir en las alcantarillas, sin necesidad de megasuperéxitos.”

Artemio conoce SEDA “desde que era un gusano que se iba alimentando de los errores (aciertos para los interesados) e injusticias que se permitían e incentivaban en otros sitios. Patacho Recio, cofundador, presidente y, más que nada, amigo, ha ido informando de todo el duro y difícil proceso de creación de SEDA. Ese fue, digamos, el capullo, luego vino SEDA.” Nuestra sociedad de gestión de derechos le aporta “de momento y, sobre todo, ilusión. También, sentirme identificado con SEDA, saber que tengo cosas en común con otros socios y con la propia estructura de la sociedad.“ Por eso el deseo expreso de Artemio es “que la gente se apunte a SEDA; puede que haya hay otros caminos, pero están bloqueados y, sinceramente, no creo que ayuden a crecer.”