Alma Jiménez nació el 13 de agosto de 1975 en Villarrobledo, Albacete. Su andadura por el mundo de la música se inició desde muy pequeñita, con tan solo “seis años como solista en un coro infantil. Desde que tengo memoria, siempre he cantado. Mi madre tenía una voz preciosa y me influyó mucho. A los siete empecé mis estudios de música y piano, aunque desde los cinco ya tocaba la guitarra, mi hermano mayor me enseñaba”.

Y es que mamar la música a tan corta edad la influenció para que ahora, un poquito más mayor, se siga dedicando a ella. De hecho, es “ profesora en el Real Conservatorio Profesional de Música y Danza de Albacete”.

Como profesora y como cantante y compositora “ya de adulta, mientras continuaba mis estudios de piano en el conservatorio, comencé a cantar en un grupo y a dar conciertos, algo con lo que siempre había soñado. Más adelante fui vocalista en otra banda, hasta que en 2004 decidí emprender mi propio proyecto con canciones propias, cantando y tocando el piano. Tras algunos años de conciertos, publiqué mi primer trabajo,“La isla” en 2011” . Tuvieron que pasar seis años para poder volver a escuchar algo de Alma, es este caso, solo con el movimiento de sus dedos en el piano. “En 2017 lancé un disco de piano solo, “La Música de los Árboles” con canciones que llevan por título nombres de árboles como “El Cerezo” . Y hace apenas unos días ha salido mi último trabajo, “Lo inevitable” . Con este último trabajo ya vuelve a poner voz y sus propias composiciones.

Y como desde pequeña la música ha formado parte de su vida, también consiguió influenciarla en estilos y nombres muy diferentes. “Creo que fue el rock lo que más me marcó al principio, pero en mi memoria musical hay de todo: rancheras que nos cantaba mi madre, rock, blues, soul, música clásica, celta, folk… De todo, aunque no cualquier cosa, claro. En mi música se pueden notar influencias que van desde Debussy hasta Pink Floyd, Loreena McKennitt o Noa. Y, sobre todo en los últimos años, el rock argentino: Gustavo Cerati, Spinetta y Charly García han sido el gran descubrimiento musical de mi vida. Músicos auténticos, con una personalidad arrolladora, que además cantan en mi idioma. Se han convertido en un gran referente para mí. Y por supuesto, The Beatles”.

Al igual que sus influencias son bastante diversas también lo ha sido la manera de componer. “No tengo una manera fija, depende de muchas cosas. En mis comienzos pensaba las canciones con muy poca instrumentación, piano y voz, y algún instrumento solista. Eso, viéndolo ahora, me limitaba en parte. En los últimos años no me pongo límites: lo que la canción me vaya pidiendo, se lo doy. Ha habido canciones que han nacido de una idea rítmica, y eso me ha resultado muy interesante, empezar por el ritmo. Otras han surgido de una frase melódica, un arreglo de piano, o incluso de un pequeño poema que escribí y que se convirtió en un hilo del que empecé a tirar. En cualquier caso, es un proceso muy emocionante. En cada composición siento que me adentro en un lugar donde nunca antes había estado, donde soy yo misma y donde tengo que encontrar mis propios senderos. Nada me limita, no hay tiempo ni prisas, lo investigo con ilusión, descubriéndolo poco a poco. A veces me pierdo y luego me vuelvo a encontrar”.

Alma también colabora con otros artistas a pesar de tener sus propios temas, por ejemplo con “con Billy Pagán como pianista y haciendo voces con quien he llevado a cabo varios proyectos a dúo. Además, he colaborado grabando voces para distintos artistas”.

Poder vivir de la música es bastante complicado, pero hablando con compañeros que también componen “he descubierto que hay desconocimiento. Muchos ignoran que, por ser autores y crear obras, tienen derechos. La aportación que hacemos a la cultura es de una importancia vital para el mundo. Lo que está haciendo SEDA contribuye muchísimo a que todo esto empiece a cambiar”. Y es que piensa que “se debería empezar por valorar verdaderamente lo que hacemos, dándole la importancia que tiene, que es mucha. En mi caso, tengo una doble responsabilidad: como docente y como músico. Como docente, tengo la responsabilidad de transmitir la relevancia de la cultura, abrir la mente de los niños al mundo de la música, que es inmenso, y hacerles ver que para ser músico se necesita preparación, dedicación y esfuerzo, independientemente de que en el futuro se dediquen a ello profesionalmente o no”.

Asegura que “la cultura hace a las personas más inteligentes, más libres y con mayor pensamiento crítico. Últimamente se ha extendido la sensación de que cualquiera puede hacer música, cantar o grabar discos. Y poder, se puede, claro. Pero el público aficionado debe aprender a diferenciar y no permitir que le vendan cualquier cosa. No hablo de gustos, por supuesto. Hablo de calidad y preparación. Este oficio requiere muchísimo esfuerzo, y además, constante, y eso se debe valorar. Todo empieza por la educación. Otro problema que viene ocurriendo desde hace años es que muchos músicos, incluso profesionales, aceptan tocar por cantidades lamentables. Y esto se ha normalizado. Hay lugares donde, cuando mencionas el caché que consideras justo, parece que estuvieras cometiendo un atraco. Así, tocar en directo se ha convertido en una misión casi imposible, sobre todo si tienes un proyecto con banda completa e interpretas obra propia. Muchas veces se convierte en una inversión a fondo perdido. Si algo tiene que cambiar, debe empezar por la educación en la importancia de la cultura, y por poner en valor el patrimonio contemporáneo. Como músico, mi responsabilidad es seguir aportando mi granito de arena desde mi humilde contribución”.

Alma conoció SEDA a través de “otro socio y amigo, que me habló muy bien de cómo está haciendo las cosas. Así que no me lo pensé”. Remarca que le aporta “confianza, algo que escasea en estos tiempos.Creo que SEDA fue creada por músicos precisamente porque había que cambiar las cosas, con un deseo sincero de tratar a los autores con la justicia y el respeto que se merecen. Estoy orgullosa de formar parte de esta familia, donde todo es transparente y tengo la sensación de que no hay más pretensión que la de hacer las cosas bien”.

Ahora mismo Alma está dedicada a su recién estrenado último disco, “Lo inevitable”, en el que “he puesto muchísimo trabajo y dedicación, todo mi amor y cuidado. Ya está disponible en todas las plataformas digitales. Son cinco canciones, cada una muy especial para mí; en todas he volcado mi corazón. Todo este proceso ha sido muy intenso, desde la composición hasta poder compartirlo con todos vosotros. En este disco he grabado por primera vez algunas guitarras, los bajos, además de los pianos, teclados y voces. También me he encargado de la producción. Ha supuesto un gran esfuerzo, pero también lo he disfrutado muchísimo y he aprendido cosas valiosísimas. He tenido la suerte de contar con músicos maravillosos: Sergio Bernal (baterías), Manu Clavijo (violines y violas), mi hermano Raúl Jiménez Jerez (guitarras eléctricas, acústicas, ebow) y Quino Lucas (órgano Hammond). La portada ha sido diseñada por mi otro hermano, Rubén Jiménez Jerez, que ha hecho un trabajo precioso”.

Alma invita a “quien lea esta entrevista a apoyar la música original, a escuchar con atención y con el corazón. Detrás de cada canción hay una historia, un trabajo invisible, un mundo que se construye nota a nota. La cultura no es un lujo, es una necesidad. Y quienes la hacemos necesitamos que se valore para que pueda seguir viva. Gracias por dejarme compartir un pedacito de mi camino”.

Si quieres escuchar y conocer más sobre Alma pincha en “Spotify” , “YouTube”, “Instagram” y “Facebook”